Datos personales

Mi foto
Ciclotímica, crisis existenciales berretas, maniática, neurosis controladora, terca como mula, sumamente orgullosa, excentricidad alta y en progreso. Manipuladora, compradora compulsiva de boludeces, nivel incrementado de energía, actividad, e inquietud. Optimista, consumidora masiva de café y pastillas. Amante del cine, el teatro y la buena música. Miedo al fracaso, miedo al abandono, tendencias a escribir más de lo que debo. Fascinación por las gafas, las buenas fotografías y las personas con sonrisas lindas. Algo freak, algo nerd y media concheta. Ansiosa, organizadora de vidas ajenas, bastante despreocupada y en muchos casos depresiva al mejor estilo “drama queen”. Pequeño grado de autismo en la luna. En fin, una trastornada más. Welcome to the Josephine’s life.

¿Me queres seguir?

28/2/09

La historia de mi v(ida).

La historia de mi vida. Una idea fija en la cabeza, cinco segundos y se fue y no vuelve. Inútil contenedor, ¿algún día me vas a servir para retener algo hasta que pueda plasmarlo en un papel, de modo que pueda expresar lo que realmente quiero? Me molesta, me irrita el hecho de tener un anotador en cada parte de la casa y algún que otro en la cartera o en el bolso que este usando en determinado momento. Me acuesto, pienso, de cuatro ideas, rescato una “buena”, la quiero recordar sin la ayuda de un estupido anotador de forma de estrella, mañana me olvide. Okay, es hora de usar de una vez la birome, escribir por lo menos una palabra que me haga recordar y dulces sueños. Exquisito sabor de derrota. Mi memoria, o la falta de ella me derrota una vez más. Genial. Ahora que pienso, reacciono, investigo. No pierdo la memoria, tengo memoria de elefante. No es ese mi problema. Mi inconciente analiza sin que yo me de cuenta. Selecciona lo bueno, borra lo malo. Memoria selectiva. Si mi idea es buena, la recuerdo. Si es mala o no me convence del todo, es borrada y en su lugar se depositan miles de ideas jóvenes y nuevas dispuestas a ser juzgadas por mi propio cerebro. Mi cerebro me prepara trampas, me hace pensar, me hace doler la cabeza y acto seguido una tableta de Bayaspirinas es consumida. Estupido cerebro, estupida memoria selectiva, estupida yo y estupidos todos. Agresión, cállate. Ahora me duele la cabeza, no estoy pensando, tengo la mente en blanco. Mis dedos escriben solos, no se que escriben, no estoy leyendo. No se si esta idea es buena, seguramente no, nunca lo son. Tengo ganas de aprender a manejar del todo bien, sacar un registro y conducir un auto que me lleve hasta ningún lugar. Siempre tuve ganas de eso, conducir sin un rumbo exacto, sin presiones, sin espacio, sin tiempo, sin nada más que un auto, yo y unas dos o tres valijas llenas de cosas que nunca uso. Me desvié, me desvié mucho. Me aburrí, tengo hambre y no tengo ganas de comer. Es sábado en la noche, cero planes, cero compromisos, cero lo dice todo ¿no? No quiero hacer nada, y es posible que en 15 minutos me este produciendo y tapando mis lindas ojeras para ir a algún lado. Increíble, patético. Increíble porque cambio en cuestiones de segundos (ya lo mencione reiteradas veces), patético porque tengo ojeras y todavía no empecé ni las clases, ni Ingles, ni teatro, ni el gimnasio, ni gimnasia de la escuela, ni las cosas para Bariloche, ni nada. Todo eso me estresa y me emociona. Quiero que empiece y quiero que jamás, jamás llegue. Contradicciones. ¡La historia de mi vida!