.
Una gota cae a mi ventana, me hace caminar hacia las afueras de las cuatro paredes que hoy me rodean. Ahora muchas gotas más caen, muchas me mojan y tantas otras se deslizan, fría y suavemente por mi piel. No se que significan, el día acompaña, acompaña mucho. Me hace sentir liviana. El aire fresco rosa mi cuello lentamente y una brisa me pone la piel de gallina. Mi pelo baila seduciendo al viento y este último lo hace mover con una gracia y delicadeza jamás conocida. Han pasado horas ya, y mi cuerpo se encuentra completamente mojado, nada importa ya. Nada influye. Nada me obliga a moverme del sitio en el cual me encuentro. Luego de un tiempo la lluvia deja de caer pero aun caen gotas, unas gotas compuestas de agua sí, pero de agua de felicidad. Lagrimas de felicidad son las que se deslizan ahora por mi cara. Nada volverá a ser igual, esta vez la vida dio un giro y no va a cambiar. Al fin puedo creer que el giro va para bien. Que las cosas cambiaran para bien. Que todo terminara fortificándonos.