Sobre caerse, besar el piso y luego el cielo.

¿Por qué siempre tengo que estar bien? ¿Por qué tengo que sonreír si no lo siento? ¿Por qué tengo que atender llamados telefónicos o responder mensajes cuando no quiero hacerlo? ¿Por qué tengo que seguir arriba si esta vez me quiero derrumbar a mi misma? ¿Por qué no me dejan llorar? ¿Por qué no me dejan ser? ¿Por qué tengo que seguir bailando si ya me duelen los pies? ¿Por qué tengo que seguir mirando adelante si el viento no me deja ver? ¿Por qué no me puedo caer? ¿Por qué me miran así? ¿Por qué? ¿Por qué no me puedo sentir mal un día, quizás dos o más? Si no quiero cantar, si no quiero bailar, si no puedo, si no siento ¿por qué me obligan a sentir? ¿Por qué me obligan a reír? No quiero ser un robot más. No quiero vivir porque sí. No quiero pretender, no quiero ser una copia de alguien más. No quiero mirar a la ventana y verme igual a los demás. Si quiero llorar, si me siento mal, si estoy vacía. Si no te encontré, si no me encontré. No quiero reír. No quiero reír hoy. Mañana sí. Hoy no. ¿Por qué me obligan a estar bien? Me rehusó rotundamente a estar bien. Me quiero caer y levantarme despacio. Levantarme feliz. Quiero que me dejen caer. Quiero aprender un poco más. Quiero volver mejor que nunca. Quiero ser. Y no, no quiero ser como vos. Quiero ser yo. Me quiero caer pero porque no quiero ser lo que no soy. Me quiero caer y tocar el piso. Me quiero caer y levantarme para tocar el cielo. Y ahí, ahí es cuando voy a reír. Voy a reír porque tengo ganas de hacerlo. Me voy a caer y después… después, me voy a reír y me voy a reír mucho.