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Ciclotímica, crisis existenciales berretas, maniática, neurosis controladora, terca como mula, sumamente orgullosa, excentricidad alta y en progreso. Manipuladora, compradora compulsiva de boludeces, nivel incrementado de energía, actividad, e inquietud. Optimista, consumidora masiva de café y pastillas. Amante del cine, el teatro y la buena música. Miedo al fracaso, miedo al abandono, tendencias a escribir más de lo que debo. Fascinación por las gafas, las buenas fotografías y las personas con sonrisas lindas. Algo freak, algo nerd y media concheta. Ansiosa, organizadora de vidas ajenas, bastante despreocupada y en muchos casos depresiva al mejor estilo “drama queen”. Pequeño grado de autismo en la luna. En fin, una trastornada más. Welcome to the Josephine’s life.

¿Me queres seguir?

16/3/09

Al pedo.

Hace días que no escribo un texto, una entrada, una frase, una palabra. Hoy disfruto más de leer, cantar canciones que me gustan, decorar un poco mi cuarto, acomodar el ropero, escuchar mis CDs preferidos, estar con amigos y
bailar al compás de las melodías que escuchan mis oídos. Hace tiempo que no tengo una idea fija para empezar a escribir, escribo ahora, sí. Pero escribo porque es parte de mí, simples impulsos que quizás nunca me terminen de convencer del todo. Hoy no tengo un tema, y ya que no lo hay, me voy a dejar llevar un poco por las fotos que podrán ver a la derecha o izquierda de este texto (todavía no se en que lugar voy a ponerlas). Ese es mi escritorio, un poco desacomodado estaba ese día, la Josefina maniática del orden estaba dormida y la cámara pudo capturar la mayor parte de las pertenencias que me acompañan la mayor parte de mis días. Por ejemplo, todo esta a la vista, no tengo porque explicar lo que esta y quizás sí mencionar lo que no está, pero como soy jodida voy a hacer las dos cosas. Bien lo primero mi cartera. ¡Pobrecita! ¡Si la abre llenado de estupideces a lo largo de mi vida! Ella es la que se encarga de cargar con mucho de lo que ven ahí, mi celular, libros, mis queridos lentes, mis pulseras y demás accesorios, mi Mp4 lleno de mi vida, mi música, mi estilo, mi todo, mi peine (infaltable, odio mi pelo y no puedo pasar una sola hora sin retocármelo. Odio estar despeinada, el me ayuda. El es mi salvador en los días de viento), mi crema para el pelo, mi esmalte para las uñas aunque muchas veces lo deteste porque soy inquieta y tengo que quedarme quieta para que se seque, una verdadera perdida de tiempo, mis CDs, ese que ven ahí arriba de todo, es mi preferido: Obras Cumbres de Charly García Vol. I y II, mi birome expresa locuras, mi osito (es un porta CDs) y por último, mi infaltable café Havanna, aclaración: vivo en una ciudad llamada Rosario que aunque es una de la más populares de Argentina, ciertas marcas no se encuentran, por ejemplo mi maravilloso Starbucks, por eso termino tomando café en Havanna, no hay comparación, mi corazón esta en Starbucks y el mejor café que mis papilas gustativas degustaron con placer también. Ahora lo que falta en la foto. No me gusta comer comida, como comida chatarra y golosinas siempre que Mamá se descuida y el dolor de panza no me asesina. Por lo tanto, siempre llevo conmigo caramelos Sugus o chicles Beldent de frutas verdes o Topline de Sandía (Los Topline duran menos, y se hacen inmasticables después de un tiempo, aunque me gusta más su sabor que el de los Beldent) y si es mucha mi ansiedad: gomitas. La birome sola no es nada, por eso también falta mi lindo anotador entre esas cosas. Mis maquillajes, odio maquillarme, pero a veces me agarra la “Loca Cabaretera” y quiero pintarme como una puerta aunque tengo que tener un grado bastante avanzado en cabaretismo para hacerlo. Mi billetera, nunca tengo plata en la billetera, la tengo desparramada por los fondos de los bolsillos de la ropa o los bolsillos pequeños de los bolsos, llevo billetera porque ahí tengo fotos de personas que quiero, y descuentos, free, y demás cosas de los boliches a los que concurro, que en fin nunca los uso porque me olvido que los tengo, por lo tanto y en conclusión tengo una billetera al divino cuete, pero es tan linda que siempre la llevo conmigo. Y por último, mis llaves que siempre terminan pérdidas en los baños, en las mesas de los bares, o en el piso de algún lugar por el que mí despistado cuerpo se deslizó. Poco les debe importar lo que llevo en mi cartera, bolso o mochila (según la ocasión), yo se los cuento porque poco tengo para decir y si hay algo que habla mucho de la gente, son sus pertenencias, su ropa o lo que sea, aunque a veces los prejuicios pueden llevarnos a horrorosas equivocaciones. “Si no se arriesga no gana” y “Fracasar es la oportunidad de comenzar de nuevo con más inteligencia”.
Good Life!