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Ciclotímica, crisis existenciales berretas, maniática, neurosis controladora, terca como mula, sumamente orgullosa, excentricidad alta y en progreso. Manipuladora, compradora compulsiva de boludeces, nivel incrementado de energía, actividad, e inquietud. Optimista, consumidora masiva de café y pastillas. Amante del cine, el teatro y la buena música. Miedo al fracaso, miedo al abandono, tendencias a escribir más de lo que debo. Fascinación por las gafas, las buenas fotografías y las personas con sonrisas lindas. Algo freak, algo nerd y media concheta. Ansiosa, organizadora de vidas ajenas, bastante despreocupada y en muchos casos depresiva al mejor estilo “drama queen”. Pequeño grado de autismo en la luna. En fin, una trastornada más. Welcome to the Josephine’s life.

¿Me queres seguir?

30/5/09

Fifteen Minutes Ago.

Sábado a la noche y el alma fiestera de Josefina la trastornada no se encuentra presente. Se fue de casa por hoy, se fue a pasear lejos. Tal vez el fin de semana próximo volverá a tocarme las puertas de casa, y yo se las abriré con gusto. Pero hoy, hoy, nadie va a tocar mi timbre. Nada puede sacarme de mi café, mi estufa, un reproductor de Cds y unas cuantas revistas. Tal vez una película o una serie de televisión. Lo que sea, pero experimentar esta tranquila soledad, déjenme decirles, que es fascinante. Quizás porque siempre me gusto estar sola. Por supuesto que no todo el tiempo, pero hay veces en los que uno es su propio mejor amigo. ¿Quién puede entenderte más que vos mismo? Nadie. Hay veces en las que mi soledad y yo nos aborrecemos, una con la otra. Hoy somos un solo corazón. Es raro, hace quince minutos quería que estuvieras conmigo. Quería que tomemos café juntos, quería que mi estufa fuera reemplazada por el calor de tus abrazos. Quería que escuchemos nuestros Cds preferidos, que los escuchemos una y otra vez, pero juntos. Que nos riéramos de esas tontas revistas. Que miremos esa película, esa serie de televisión. Lo que sea, pero con vos. Y ahora ¿Qué me queda? La sensación de tus manos sobre mi espalda. Mis labios secos, un brillo que mis ojos ya no tienen. Hace quince minutos. Y ahora ya no reviso mi celular para ver si llamaste, si aún te importo o si tu cabeza se ha acomodado. Se que no lo harás. Ya no te espero, no espero tus respuestas o tus falsas promesas. Hace quince minutos te pensaba, te buscaba. Hace quince minutos no te encontraba. Ahora que te he perdido por completo, doy vuelta la página. Ahora ya no te busco, ahora ya no te necesito.