- Josefina, ¡para un poco de fumar!
- Ah, ¿te preocupo tanto que hasta te interesa mi salud?
- No, me molesta el humo.
Y se me hizo un clic en la cabeza. Ese tipo de respuestas cínicas con dosis extremas de sarcasmo e ironía ya las había escuchado salir de otra boca: la mía. El tipo tiene una personalidad asquerosamente igual a la mía, ¡bingo! Las medias naranjas son horribles. En mi caso me recuerdan constantemente lo patética que soy en ciertos momentos. Odiar y amar a mi “yo hombre”. Odiarlo más de lo que lo amo. Odiarme y amarme. Odiarme más de lo que me amo.
Basta de las “medias naranjas”. Cuando sos una molotov andante, encontrar a otra molotov no esta bueno. No esta bueno jugar al “quién explota primero” cuál rito emo. Yo voto por los opuestos. Al menos… no afectan -tanto- a mi autoestima.